miércoles, 8 de julio de 2009

Yogui Bhajan y su Maestro Sant Hazara Singh



Una mañana, Harbhajan Singh se quedó dormido. En su apuro por conseguir aprovechar el tiempo perdido, no se duchó correctamente ni se secó bien. Apresurado desde la ducha, simplemente agarró un par de mantas para abrigarse y rápidamente encontró un lugar en el suelo de la sala de Sadhana donde Santji y el resto de los estudiantes estaban sentados.

Harbhajan comenzó a cantar y meditar con los demás. De alguna manera él no se sentía bien. Harbhajan comenzó la respiración de fuego para tratar de enfocar su energía pero él estaba desincronizado. Todos los demás estaban haciendo algo distinto.

Finalmente, Santji solo sobre Harbhajan: “¡Levántate! ¡Quítate todas esas mantas! ¡Párate desnudo en esa esquina!”

Harbhajan Singh, el estudiante protestó: “¿Señor, usted sabe que está haciéndome?”

“Sí. Estoy tratando de matarte oficialmente. No quiero tomar la carga de esto, pero quiero que mueras.”

“bien… si usted quiere eso… ¿Realmente?”

“Sí. La persona que no puede secarse correctamente debería morir.
¡Entonces ve hacia allá y haz tu respiración de fuego! Sé que eres un yogui. Yo te conozco, pero también conozco qué es yoga. Tú no debes haber tomado un baño apropiado y no debes haberte secado correctamente! Esa es la razón del por qué ahora estas desincronizado, porque estás enloquecido!”

“Eso es verdad”

“En esa esquina!”

Santji tomó las mantas de Harbhajan Singh y lo dejó solo con una polera una corta kachera y un pequeño turbante en su cabeza. La temperatura era de 0 grados y él fue dejado de pie en esa esquina.

Harbhajan se preguntó así mismo: “¿Qué debería hacer?”

El mismo Harbhajan se respondió: “Hay dos caminos. Uno es realmente tener
pulmonía y morir porque Santji no me devolverá las mantas. Y no puedo escapar porque entonces él va a enviar a algunos muchachos detrás de mí y ellos me traerán de regreso aquí. ¿Qué puedo hacer?
Él comenzó a caminar en esa esquina, sobre el terreno haciendo respiración de fuego. Él caminó y caminó.

Harbhajan tomó el profundo frío aire de la mañana en sus calientes pulmones. El aire hizo una niebla en frente de su cara. Él caminó poderosamente y respiró poderosa y profundamente. Él caminó y respiró y respiró y caminó. Él se dedicó totalmente a su respiración y su caminar, entonces desde su cuerpo vino el calor por medio de su propio fuego.
Santji le habló nuevamente.

“Bhajan, venga a sentarse! Tome sus mantas y medite!,

Harbhajan Singh obedeció. El vino desde la esquina, tomó una manta, se abrigó y se sentó para meditar. Desde ese lugar en el piso, Harbhajan Singh recordó el espíritu.
Él se sintió elevado, vigoroso, pacifico… Un tremendo sentido de unidad y no tiempo descendió hacia Harbhajan esta vez.

Su profesor no le mostró ninguna piedad a Harbhajan, entonces para compensar, Dios a si mismo vino a mostrar piedad a Harbhajan.

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